La calidad de la madera es la que aportará seguridad a la escalera y utilizamos pino melis americano porque el duramen se diferencia bastante bien con color de amarillo anaranjado al marrón rojizo o marrón claro.
El secado se realiza en origen y apenas tiene defectos lo que la hace perfecta para el aserrado fácil. Tiene buenas aptitudes para el moldurado, torneado y taladrado.
El encolado se realiza con bastante facilidad con adhesivos como colas alcalinas, labor que realizamos en superficies frescas y recién cepilladas. El clavado y atornillado no presenta ningún problema y finalmente pasamos al equilibrado y control de calidad previo de la escalera terminada.
El barnizado es el último proceso de la fabricación de la escalera de mano de madera.
El pintado para uso profesional está prohibido porque impide ver posibles defectos, grietas o golpes.
La pultrusión consiste en tirar de un refuerzo de fibra de vidrio, impregnado en la propia resina termoendurecible (poliéster), a través de un molde caliente. Este calentamiento provoca la polimerización de la resina, formándose así el perfil al endurecer el conjunto. Finalmente el perfil se protege con un velo para conseguir el acabado clase A y, de esta forma, se obtienen características como: resistencia mecánica, aislamiento térmico y eléctrico, resistencia a la corrosión, transparencia a las ondas electromagnéticas y ligereza.
Es por tanto la fibra de vidrio el material perfecto para fabricar las escaleras portátiles o fijas para ambientes marinos, industria eléctrica, telecomunicaciones, construcción e industria química.